Viktor Korchnoi, una de las últimas leyendas del ajedrez contemporáneo, falleció a los 85 años en su casa de Wohlen (Suiza), tras sufrir una hemorragia cerebral.
En la famosa sección de Peón de Rey, «La Escuela Soviética», el GM Elizvar Ubilava rindió homenaje a «Viktor, el Terrible». Por su interés histórico, reproducimos el texto de dicho artículo, con la posibilidad de descargar el artículo íntegro y dos partidas comentadas en formato PDF. Como complemento, ofrecemos también el artículo «Viktor Korchnoi cumple 80 años», publicado asimismo en Peón de Rey.
Descanse en paz.
¡Viktor Korchnoi es uno de los colosos de la Escuela Soviética!
- Autor: GM Elizvar Ubilava
- Publicación: Peón de Rey
Quizás alguien esté sorprendido por esta afirmación y puede que tenga ganas de polemizar, porque desde hace casi treinta años, todo lo que tiene relación con el «sovietismo» es incompatible, e incluso alérgico, con el nombre de V. Korchnoi. Pero no vamos a confundir los términos políticos con los del deporte. A mi entender, tengo razones de sobra para reconocer a Viktor, la leyenda viva del ajedrez contemporáneo, como una de las joyas de la Escuela Soviética. Básicamente las razones son dos: 1) Korchnoi como ajedrecista se educó y se forjó en las tradiciones de dicha escuela y 2) Los métodos de preparación profesional, tanto a nivel ajedrecístico como a nivel físico y psicológico, son los mismos que utilizan los representantes de la Escuela Soviética. Otro factor es que Korchnoi también aportó los ladrillos para fortalecer los conceptos de sus predecesores.
La vocación de Viktor Lvovich Korchnoi es la de un guerrero. El principal don de su mente es el cálculo, el de su espíritu la lucha, el de su naturaleza, su carácter jocoso y super ambicioso.
Me recuerda a Zaratustra, el súper héroe solitario de Friedrich Nietzsche, quien buscaba la inmortalidad a través de la renovación eterna, quien tuvo la ambición de cambiar la escala de valores y el código ético para obtener la libertad.
La inmortalidad de Viktor está en el ajedrez, en un juego donde un ser humano puede ser el dueño del mundo, donde los guerreros luchan sin piedad, donde el espíritu libre vence a los demonios y donde la gloria puede llevarte al cielo.
La devoción al poder del juego aparece en sus años tempranos. En posiciones complejas y dinámicas él hace prácticamente lo que le da la gana; muchas veces desafiando los propios principios del juego, pero finalmente el cálculo todopoderoso le salva, le hace sentir como un súper hombre, nace el espíritu de Zaratustra.
Durante su larga carrera Korchnoi siempre se comportó como un rebelde, no sólo en el tablero de ajedrez, sino en las decisiones cruciales de su vida, cuando decidió abandonar la URSS desafiando y aguantando la presión de todo el Imperio Rojo. Su carácter no le permitía aceptar las reglas de juego para conformarse siendo un «segundón». La antesala de su desafío total al «Coloso Rojo» empezó en Odessa, durante su match de candidatos contra T.Petrosian. Este enfrentamiento terminó con un sonado escándalo después de 5 partidas, por los graves insultos que se proporcionaron los rivales mutuamente. Petrosian exigía la descalificación de su rival, aunque estaba perdiendo 3,5:1,5 en ese momento, y un castigo en el ámbito político por su comportamiento antideportivo. Por una razón u otra las cosas favorecieron a Korchnoi y el destino le colocó en el camino del «elegido», A. Karpov.
El clima que se creó alrededor de este enfrentamiento final fue muy difícil de soportar para Korchnoi. Colaborar con él significaba una traición a los intereses del Estado. Los medios de comunicación se emplearon a fondo para ayudar al joven genio ruso A. Karpov, para superar el último obstáculo ante su esperado enfrentamiento contra R.J. Fischer. Pero nadie podía imaginar en aquel entonces que, herido en su orgullo, Viktor abandonaría su país natal y lucharía contra el Estado a nivel ideológico, político y deportivo.
Este enfrentamiento, el Hombre contra el Imperio, se produjo en Baguio 1978. Anatoli Karpov, vigente campeón del mundo, el genio ruso y héroe nacional, apoyado por todos los niveles del Estado, debía defender su título ante Viktor Korchnoi, el hombre que con su desafio total hacía tambalear los fundamentos del Imperio. En la historia del ajedrez no hay precedentes de un enfrentamiento de esa envergadura, quizás lo podríamos comparar con los de Kasparov y Karpov, pero en Baguio había mucho más en juego.
El cénit de este enfrentamiento descomunal se produjo cuando Korchnoi pudo igualar el marcador 5:5 después de 31 encuentros. El match se jugaba a seis victorias sin contar las tablas. ¡En los últimos cuatro encuentros Karpov sólo había podido empatar una vez, con tres derrotas! Era una auténtica catástrofe para el ruso. El finish de este match se parecía al anterior enfrentamiento entre esos dos rivales, cuando con 3:0 a favor de Karpov, Anatoli perdió dos partidas al final del match y casi dejó escapar la victoria final. Esta vez todos pensaban que se iba a producir el milagro y Viktor lograría realizar el sueño de su vida. Korchnoi se lanzó en el último encuentro con la defensa Pirc, para no dejar a su enemigo la posibilidad de empatar fácilmente. Pero aquel día fatídico para Viktor se convirtió en el día glorioso de Anatoli Evguenievich. El ruso se concentró como nunca para ese encuentro y aplastó a su rival. Korchnoi jamás aceptó esa derrota, acusó a uno de sus entrenadores de traición y al equipo contrario de malas artes.
Korchnoi hizo lo que los soviéticos no querían que hiciera cuando dejaron al joven G. Kasparov sin posibilidades de enfrentarse con él. Tendió la mano a la joven promesa azerí y aceptó jugar las semifinales del campeonato del mundo cuando ya los límites del acuerdo estaban fuera de plazo. Supongo que Viktor intuía que ya no podía derrotar a Karpov, sobre todo después del desastre en Merano 1981 donde Karpov le venció con cierta facilidad por 6:2. No sé si existe el refrán «El enemigo de mi enemigo es mi amigo», pero si no, Korchnoi debería patentarlo. Cuando Kasparov derrocó a Karpov en la final del Campeonato del Mundo, supongo que Korchnoi se sacó una espina de su corazón. Creo que también la caída del muro de Berlín y la desaparición del «Coloso Rojo» dio otro impulso al estado de ánimo del ciudadano suizo Viktor Korchnoi.
Han pasado muchos años y ocurrido muchas historias protagonizadas por Korchnoi que han dejado huella en la historia contemporánea del ajedrez. Hoy en día no creo que tenga enemigos y dicen que le han visto conversar pacíficamente con A.Karpov en varias ocasiones. A sus 72 años está en plena forma y es una de las estrellas del mundo del ajedrez vigente. Aún puede defender su honor con éxito en el tablero de ajedrez.
¡El espíritu de Zaratustra sigue vivo!
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